Caras victoriosas se mezclaron con expresiones de desilusión y preocupación ayer a la noche, cuando terminó la compacta y tensa reunión del Consejo Asesor Interno del Gymnasium de la UNT, donde se debatió y se votó si ese colegio, tradicionalmente de varones solos, debería abrirse o no a recibir mujeres en sus aulas.
Humo negro o humo blanco, según quién lo mire, el resultado de la votación fue seis votos a favor de que el Gymnasium siga siendo sólo de varones contra cinco que optaron por la coeducación. Los cinco representantes del estamento docente que estuvieron presentes (hubo un ausente) votaron por el sí al ingreso de mujeres, pero el resto del cuerpo (tres estudiantes, un egresado, un padre y un no docente) sufragaron en contra de la modificación.
De la reunión únicamente pudieron participar miembros de la comunidad educativa del Gymnasium y estuvo expresamente vedado el acceso a la prensa. Al terminar el encuentro, alumnos les pidieron a los periodistas que esperaban afuera que se retirasen y no informasen sobre el resultado, ya que, según su opinión, estaba tomando demasiado tono público un tema que hace a la vida institucional interna de esa escuela de gestión universitaria.
“Fue un debate intenso e interesante. El resultado no es más que el reflejo de algo que veníamos advirtiendo desde el año pasado cuando se ha iniciado esta discusión: no están dadas las condiciones para que el Gymnasium tome una decisión tan significativa que va a afectar fuertemente la historia institucional de la escuela. Tenemos un colegio de 69 años, de alta calidad educativa, con fuertes tradiciones y una cultura institucional muy potente, y no habiendo logrado consenso hemos decidido demorar esa decisión”, resumió al terminar la reunión la directora del colegio, Sandra Mansilla, quien había decidido no hacer declaraciones públicas hasta tanto no se expidiese el Consejo Asesor.
Esas condiciones que no están dadas que mencionó Mansilla se refieren a que en el Gymnasium nunca hubo un debate institucional amplio y sistematizado sobre la posibilidad de revertir casi 70 años de historia con una matrícula sólo de varones, algo que sí hizo hace dos años la escuela Sarmiento antes de abrirse a la coeducación.
“No hemos tenido un debate que acerque posiciones, que permita consensuar. (En la reunión) se ha debatido sobre argumentos igualmente fuertes y no hay consenso. El debate sobre la educación diferenciada o coeducación tiene una larga historia en la educación mundial, con varias idas y vueltas. El Gymnasium quiere sostener su historia y quiere tomar la decisión con los mejores argumentos. Tendremos que apelar a todo lo que esté escrito acerca de las virtudes y desventajas de estos modelos”, dijo la directiva y adelantó que la organización de ese proceso comenzará de inmediato.
Masilla, que siempre evitó definir su postura en este debate, le confesó a LA GACETA que, de haberle tocado votar en la reunión (hubiera sido necesario en caso de empate) lo hubiese hecho como lo hizo el cuerpo docente, es decir, a favor de la coeducación.